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Ajoblanco (sin pan)

5/8/2020

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Hoy una receta fresca para el verano: el mejor ajoblanco malagueño que hayas probado. Es una sopa fría de almendras, ajo, aceite de oliva, vinagre y agua. Mi versión del ajoblanco no lleva pan, para hacerla más digerible, saludable y sin gluten. En 20 minutos tienes preparado un ajoblanco fresquito. Opción perfecta para facilitarte la vida en verano.
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Hace un par de entradas te presenté una leche de almendras: con solo agua y almendras, y fíjate, si añades el aliño necesario tienes una elaboración diferente. Esta es la magia de la cocina.

Miguel, un buen amigo y suscriptor de este blog, me pidió la receta del ajoblanco, y me pareció muy oportuno para el verano presentaros mi versión. Cuando se la pasé, le dí los ingredientes, pero muchos iban sin pesar: siempre la hice a ojo, es de esas recetas que pasan de abuelas a madres y de madres a hijas, como os pasará a muchos de vosotros seguro, de ahí que cada vez nos salga un poco diferente.

​En esta ocasión he pesado y medido todos los ingredientes: todos, incluida la sal, para presentarte la mejor versión del ajoblanco, y que puedas replicar de manera exacta, como si comieras en casa. Para ello he hecho varios ajoblancos hasta dar con lo que para mi es el mejor resultado.
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Maneras de prepararlo

El ajoblanco tiene multitud de maneras de prepararlo, cada casa le da su toque diferente: en algunas zonas le integran un huevo duro; en la zona de Almería no es líquido, sino una pasta cremosa para untar en el pan.

La manera tradicional se hacía en mortero, majando las almendras con el ajo y la sal, añadiendo después el pan mojado en vinagre y el aceite poco a poco hasta hacer una pasta, a la que se añadía el agua fría. Se servia con uva moscatel, pero también se puede consumir con trocitos de melón o con trocitos de manzana (preferiblemente con cierta acidez) como le gusta a mi madre y le gustaba a mi abuela (ambas muy ligadas a la Axarquía, de donde era mis bisabuelos). En tiempos de escasez, el ajoblanco se ha hecho con harina de habas y todavía se vende el paquete expresamente para hacer ajoblanco.
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En restaurantes se come con cuchara y lo sirven en plato sin embargo, en en las casas se ha consumido siempre en vaso. Y es así como os lo presento yo hoy.

La cocina creativa le ha dado un giro al ajoblanco, y se sirve con otros ingredientes sofisticados, aunque la base siempre es el ajo blanco. Por ejemplo, hace un tiempo tomé en un restaurante, un ajoblanco con tartar de vieira y huevas de trucha, lo presentaron en un plato hondo pequeño con el topping en el plato, y una vez delante de nosotros echaron el ajoblanco a su alrededor: todo un ritual.

No quiero olvidar decirte que he investigado para esta entrada y el ajoblanco también lo venden en tetrabrik, no es tan popular como el gazpacho, pero se encuentra en el Corte Inglés, lo llaman gazpacho de almendras. También lo he encontrado como producto gourmet en tarros de cristal. Hecho en casa es siempre lo más autentico, fácil, nutritivo y saludable.
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Almendras blanqueadas en casa

¿Almendras blanqueadas o almendras enteras con piel?

Se pueden hacer con las almendras enteras con su piel remojada, o con almendras blanqueadas, es decir, las que compramos sin piel. Sin embargo, las almendras blanqueadas se someten a un proceso de escaldado de entre 85 y 100 grados de temperatura luego, se secan en aire caliente y se dejan enfriar. Debemos tener en cuenta que el efecto del calor hacen que pierdan algunos de sus nutrientes. Si se tuestan, las someten a temperaturas de entre 65 y 100 grados y si las comemos fritas la temperatura aumenta al freírlas hasta los 130-170 grados, y por tanto los nutrientes que se pierden son mayores.

De ahí que recetas donde se consumen las almendras enteras y con su piel remojada son beneficiosas para tu salud: leche de almendras y ajoblanco, por ejemplo. Y tienes que saber que después de remojarlas van a soltar un líquido marrón. Si enjuagas las almendras antes de usarlas, no teñirán nuestro ajoblanco. 
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Foto tomada de Pixabay

Beneficios de comer ajo blanco: almedras y ajo

Tal y como te conté en la entrada de la leche de almendras, es recomendable ponerlas en agua la noche antes para aprovechar todos los nutrientes y favorecer la digestión. Si no dispones de tiempo, basta con unos 30 minutos de remojo y directas al recipiente de la batidora.

Si no has podido planificar y decides en el último momento hacer un ajoblanco puedes hacerlo claro que si, pero por esta vez te perderás estos beneficios y ademas, el triturado no será tan fácil al estar la almendra más dura.

Las almendras te ayudan a fortalecer los huesos, reducen el riesgo de infarto y de enfermedades cardiovasculares y favorece la actividad del cerebro.
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​Pero además, esta receta lleva ajo crudo muy recomendable para incorporar a nuestra dieta. El ajo crudo es una buena fuente de vitaminas y minerales tanto crudo como cocinado, sin embargo, crudo contiene alicina con múltiples beneficios para la salud, entre ellos, disminuye el riesgo de sufrir una ACV (ictus cerebral, tan temido en nuestra sociedad) al ayudar a distendir las membranas de las células vasculares permitiendo menor presión sanguínea y que el oxigeno circule mejor, provocando menor estrés al corazón.

La alicina se destruye cuando el ajo se cocina, y aparecen compuestos diferentes con propiedades anticoagulantes. Supuestamente disminuye el colesterol, pero no está demostrado.

¿Filtrar o no filtrar el ajoblanco?

Para mi, filtrar sin duda. ¿Por qué? porque queda mucho más delicado y las pizquitas no se quedan en la entrada de la garganta haciéndote toser. Esto es lo que me ha pasado a mi siempre con el ajoblanco, y quizá a muchos de vosotros no os guste por esta razón. Pero ¡se acabó! Por fin podemos disfrutar de un ajoblanco delicado y suave, así que mi propuesta es filtrarlo en bolsas de leches vegetales. No tardas nada, y beberás el mejor ajoblanco que has probado.
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Ingredientes (para 4 raciones): 
  • Un litro de agua fría
  • 100 gramos de almendras crudas sin piel
  • Un diente de ajo grande o diente y medio sin germen (entre los 4 y 5 gramos, sin germen)
  • 100 ml de aceite
  • Una cucharada y media de vinagre de manzana (de 15ml+7,5ml)
  • Una cucharadita y media de sal (de 5ml+2,5ml)
  • Uva moscalel (opcional) 
Utensilios necesarios: 
  • Batidora de vaso o de brazo 
  • Bolsa de leches vegetales 
  • Micro peso (opcional) 
  • Cucharas medidoras (opcional)
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Cómo prepararlo: 
  • Lo primero, pon en remojo las almendras, el tiempo que puedas, una noche o al menos 30 minutos. Enjuaga las almendras bajo el grifo para quitar el color que deja la piel, y pon en la batidora de vaso.
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  • Agrega el ajo sin germen, la sal, el vinagre y un poco de agua fría. Solo un poco, porque las almendras se molerán mejor con una cantidad de agua mínima. Si echas mucha agua se triturarán las almendras en trocitos más gruesos, y no extraerás todo el jugo de las mismas.
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  • Con esta mínima cantidad de agua tritura. Si la batidora no puede girar bien añade un poquito de agua deja moler hasta que consigas una pasta.
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  • Ahora es el momento de introducir, mientras se tritura, el aceite poco a poco para dar tiempo a que emulsione la mezcla. Y después del aceite, sigue echando agua en dos o tres veces más y triturando, deja solo unos dos dedos de la botella para el final. Tardarás en todo unos 7-10 minutos, aunque dependerá de la potencia de tu batidora.
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  • Rectificar de sal o de vinagre, esto dos ingredientes son al gusto de cada cocinero/a, pero como te digo, poco a poco, si te pasas será difícil rectificar.
  • Prepara un recipiente sobre el que poner el colador, encima de él pon la bolsa de leches vegetales, y vierte la mezcla. 
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  • Estruja con tus manos hasta obtener todo el jugo de la mezcla. A mitad de este proceso vierte los dos dedos de agua que nos quedan en el vaso de la batidora, para recoger los restos, y echa sobre la bolsa. Termina de estrujar todo el líquido resultante que ya podemos llamar ajoblanco.
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Presentación

  • Para una presentación más delicada y para una ocasión especial, pela varias uva por persona, pártelas en cuartos, y quítale los huesos. Pela y parte por la mitad, sin terminar de abrirlas, tantas uvas como copas o vasos prepares, y reserva. Haz esto en el último momento para que no se oxiden.
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  • Pon un par de cucharaditas de uvas en el fondo de una copa o de un vaso. Vierte sobre ello el ajoblanco agitado, y decora con una uva el canto de tu recipiente.
  • Para diario, puedes presentar tu ajoblanco con uvas enteras, con trozos de melón o con trocitos de manzana, un poco agridulce.
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Consumo y conservación

  • El ajoblanco se consume muy frío, por lo que aconsejo hacerlo por la mañana y dejarlo enfriar en el frigorífico hasta la hora de consumir para dar tiempo a que se enfríe. Claro que, esta es la manera ideal, también puedes hacerlo con agua fría y añadir justo en el momento de consumir unos cubitos de hielo. Tienes que saber que los cubitos de hielo se derretirán en el ajoblanco ya que variará la proporción de agua, y cambiará su sabor.
  • Si lo guardas en el frigorífico debes saber que tu mezcla se dividirá en dos, el agua quedará abajo y las pequeñas partículas en suspensión de las almendras y el aceite, arriba. Deberás agitar para emulsionar de nuevo, antes de consumir.
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Toujours Bon appetit!!

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    Elvira

    Bienvenidos! Soy Elvira y soy partidaria de hacerlo en casa. Evito el producto preparado y tiendo a la cocina saludable. Me apasiona descubrir la cocina de otros países, cuando viajo mis lugares preferidos son los mercados y descubrir qué se come en el lugar. Sin olvidar nuestra cocina tradicional.  


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